viernes, 28 de diciembre de 2012

SOSPECHA


Los Arcontes no ven.
No nos ven.
Enceguecidos por el resplandor
van tan desorientados
como nosotros
sin rumbo van
como los hombres
sujetos al tiempo de la precariedad
también desaparecerán
se perderán en el olvido cósmico.
¿Dónde los mirlos
dónde los rocíos
el leve trémulo sauce
entre trigales el camino
DÓNDE?
Videntes y no visibles
los Arcontes cejan, están cegados.
A tientas van
como los humanos
se encenagan.
¿Cuál la anchura del decir
cómo ensanchar el entender?
Teniente a Dios
no soy quito de mal
y con suciedad me untan.
Cuero y carne
mi vestidura
con la carcoma en derredor
a Su mezquindad.
Trabajosas las noches
me estremezco
se sobrecoge mi vislumbre.

2

¿Dónde los sones
dónde los dones
y los advenimientos?
De la casa del lodo eres
tierra es tu avenencia
y en el polvo
está
tu fundamento
tu tumbadero.
Los Arcontes ¿desde cuándo?
Desmontado
como ciclista que lleva
su bicicleta con la mano
me apeo
me allano.
¿Matar a Dios
para que no nos separe de los hombres?
Sometido estoy
a una persistente espera:
no veo el fin

Saúl Yurkievich -Argentino (1931 – 2005)-
Publicado en la revista Estación Quilmes

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