Este incomprensible deseo…
este silencioso dolor
que se levanta,
agudo,
y araña la carne.
Este límite redondo
del espíritu…
Este latido sin fin
que se agiganta
y me encierra…
Este dolor del cuerpo
de sentirse cuerpo,
como una piedra,
como un grano de arena…
Esta angustia
de no poder pensar sobre el silencio
absoluto, de no poder vagar
con mis ideas,
solo,
inmenso, total,
sin luz,
sin voz,
eterno…
Del libro El silencio se estremece de
ANTONIO ABDO
Publicado en Los Cuadernos de las Gaviotas
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