viernes, 21 de diciembre de 2012

ELEGÍA ANTE LA TUMBA DEL POETA DESCONOCIDO


(Fragmento)

Tú no eras el enigma y sin embargo aquí padece tu memoria que doraba la
tarde y sostenía en la cima del canto todo el peso del viento. Te dio un beso la
muerte porque ansiabas penetrar su misterio y te hundiste en su cara como
rosa astronómica que a cada instante está recién nacida.
Se ha descuidado el astro que aliviaba su lumbre entre las aguas y lo engulló la
grulla congregada en tiniebla, así te esfumas de la sangre y de la música.
¡Cómo te ha de beber el gozo enamorado!
Ahora el himno padece su exterminio, porque al foso bajaste como un geranio
inexpugnable donde el musgo levanta el monumento del estrago.
Aquí estás ya. Sin lápida que nos diga tu nombre que ensonoró la cólera y
amista con la noche tu último suspiro que en el aire se arbola de arcángeles
indómitos. Te nos has ido hacia el paisaje, hacia la primavera imprevisible,
¿cómo te vamos a vivir ahora que nos has muerto un mucho con tu muerte?
Una vez nos miraste largamente, hasta la última luna sin menguante y nos
sembraste por vigilia algo como un teorema sin respuesta.
Tú esgrimiste el tropo predilecto y se soltó la honda metafúlgida que hirió la
frente dorada de la aurora…y viste su terrible mirada, el hueso azul de la
mañana, su calavera enllamarada, la quemadura ciega del estruendo de oro.
Demente de belleza descendiste del monte de transfiguraciones porque tenías
piedad de nosotros: los pobres de alegría, los pordioseros de la música, los
suplicantes que en mitad del destierro clamamos en el trono de la insaciable
sed algo que encante.
Has enviudado a las espigas y enlutecido al canto, al ritmo fugitivo, al vuelo
invulnerable. Aquí hace falta una leyenda, algo que nos explique tu partida,
algo que diga…por ejemplo: “Soy yo. El que podía señalar la hora del jazmín
habitual, la hora de la suprema libertad para los pueblos.”
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No hay obelisco ni tarja sugerente. Nada que nos señale el aliento imposible ni
la fecha terrestre donde quebró la vida la estatua de tu canto.
Te has detenido aquí…y en todas partes: Cantor Desconocido. Lejano al
crudelísimo secuestro de la ausencia, asosegando al foso y al enigma, en un
arrebatado tañido de palomas, aunque el túmulo encierre el desquiciado signo
del sofisma.
Ante tu ser anonimado, ante lo ignoto de tu sombra infinita…persiste en tu
poesía el bullicioso fuego y, en su seno de miel…la blancura del
sueño…resplandece.

BRÍGIDO REDONDO -México-
Publicado en la revista Oriflama 18

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