Es siempre el más difícil,
el más duro
y el más exigente.
Con lentitud observas
cómo se mueve el adversario
y amagas los golpes iniciales.
Eres una promesa, sin duda,
pero sabes que es imposible
seguir con la ficción de la fuerza.
Encajas, entonces,
por primera vez y sumas
los segundos, las miradas,
la saliva que cae y notas
las piernas pesadas,
los músculos densos
y el público que fuma.
Cuando suena la campana
crees ya que todo ha pasado.
Y no es cierto.
Francesc Reina González -España-
Publicado en la revista Arquitrave 53
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