sábado, 22 de diciembre de 2012

A POLO MONTANEZ


Las lágrimas que brotaron
de las más humildes casas,
la raíz de las terrazas
con sentimiento abonaron.
Luego bajo el sol cantaron
su dolor de risa ardiente,
porque ,indiscutiblemente,
Polo es un Cristo despierto
y no hay que llorar a un  muerto
que vivirá eternamente.


Osvaldo Díaz Ávila -Consolación del  Sur-

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