Aprendí a querer
lo que queda tras la lluvia:
el aroma de tu piel
y esa hierba por crecer
tras el paso de la furia.
Aprendí a escuchar
más allá del aguacero
como hablaba tu mirar
y esa hierba al despertar
con esplendor sincero.
Aprendí a callar,
al salir de nuevo el sol,
a sentir en mi tu paz
y esa hierba contemplar
como viste su color.
Aprendí a adorar
que aunque el cielo se desplome
tu figura quedará
y esa hierba mecerá
tus caricias y mis flores.
Gustavo González -Valladolid-
No hay comentarios:
Publicar un comentario