martes, 9 de octubre de 2012

TERMINACIÓN Y HOMICIDIO


Una miríada de pequeñas piezas metálicas estaban esparcidas por el suelo alrededor del cuerpo que, de no ser porque un descomunal boquete dejaba al descubierto sus entrañas, podría haber pasado perfectamente por humano. Apenas a medio metro de él los intestinos de otro cuerpo indudablemente humano, tirado en un charco de sangre, se desparramaban por el suelo. En el suelo, a poca distancia de los cuerpos, descansaban sendas armas de fotones.
— Increíble —sentenció el casero del apartamento—. Yo pensaba que habían sido todos eliminados tras las Guerras del Silicio.
— Sí, bueno, ésa es la creencia popular —explicó el inspector Niven—.
En realidad varios de ellos pudieron escapar. Sospechábamos que habían conseguido infiltrarse entre nosotros y llevar una vida normal, pero hasta hoy no teníamos nada que respaldara nuestra teoría —paseó la mirada alternativamente de un cuerpo a otro—.
¿Me puede repetir cómo encontró los cuerpos?
— Como ya le he explicado antes, les oí discutir durante un buen rato, luego escuché dos disparos casi
simultáneos y después nada. Cuando vine a ver qué pasaba los encontré así y llamé a la policía. Nunca sospeché que el señor Swane pudiera ser… ya sabe… así. Resulta inquietante saber que están entre nosotros.
— Entiendo cómo se siente, pero no debe preocuparse. Creemos que su intención es pasar lo más desapercibidos posible, mezclarse con nosotros sin llamar la atención. Este es un caso aislado, no creo que se repita.
— Esos malditos humanos… hasta que no se hayan extinguido no estaré completamente tranquilo  sentenció el casero.
— Ni usted ni nadie, pero no se preocupe, estamos cada vez más cerca de exterminarlos a todos.

José Miguel Gómez Gil. (España)
Publicado en la revista digital 121

No hay comentarios:

Publicar un comentario