Oh!
Soñé y te vi radiante,
como en la realidad,
cerca de un tiempo que ya pasó,
presente dulce, pero que volveremos a vivir.
Hoy, cariñosa, te fuiste acercando a mí
como una aparición,
segura de tu actuar,
valiente, fiel hasta fundirte conmigo,
corazón, en un interminable abrazo.
Me hablaste al oído,
musiquilla improvisada,
eras feliz así y se te notaba.
Yo enmudecí, callé,
en la voz de mi beso
puse el énfasis de hombre que soy.
Tu felicidad hablaba,
Era después del otoño
y con tu voz creaste primaveras aladas.
Yo era feliz…
Tú me amabas.
J. Antonio Nogueras
Publicado por María Sánchez en el blog La casa del valle
No hay comentarios:
Publicar un comentario