por:
Alcides Pereda. Cuba
Yoenia Gallardo con sus cuentos me ha hecho recordar la frase de Pierre Corneille de que cada instante de la vida es un paso hacia la muerte. Cuentos, en los que uno fácilmente identifica una marca autoral propia, y sale airosa en sus narraciones ante un lector que aún no se adecua a ellas, por tratarse
precisamente de narraciones cortas. Antes me refería a la muerte como el eje temático de estas narraciones. Muchos autores estiman que la muerte, desde el punto de vista semántico, es un término que no designa ningún objeto ni contiene función o estado alguno. En los cuentos de esta narradora el eje temático en sus historias ronda los márgenes de la aniquilación, el exterminio y la destrucción de sus entornos –discúlpese el tremendismo de estas palabras-, esconde un extraño parentesco con la significación de la muerte, la cual abarca la no existencia, la no vida, el vacío, la nada. En oposición a la vida –que es el ser, la existencia-, la muerte es el no ser, la no existencia. En estos cuentos el derrotado siempre alcanza una posición más favorable que el vencedor, y en las antípodas declara que solo existe el par de la víctima y el criminal, sin opción posible para uno y otro. Estos cuentos vistos como un gran diálogo desde la óptica del pesimismo nos comunican que la vida es un instante, un destello fugaz en la eternidad de lo infinito. Según Bajtín la conciencia es esencialmente dialógica, y la idea, de hecho, no empieza a vivir sino cuando establece relaciones dialógicas esenciales con ideas ajenas. En el caso de la
novela, que es el que le ocupa, el escritor sabe que el mundo está saturado de palabras ajenas, en medio de las cuales él se orienta. Fue Julia Kristeva quien, a partir de las intuiciones bajtinianas sobre el dialogismo literario, acuñó en 1967 el término intertextualidad. Para esta autora "todo texto es la absorción o transformación de otro texto". El dolor es un importante elemento en cualquier religión y está estrechamente unido al concepto de salvación, y ya desde los títulos, Yoenia Gallardo adelanta su interés como narradora, y el tono de sus historias. "Hasta el fondo" llegan las protagonistas, todas mujeres que escogen el camino del dolor como tabla de salvamento a la cual asirse. Son recurrencias
constantes en la escritura de esta autora las alusiones de un narradorpersonaje que actúa con total conocimiento de causa de la vida caótica y desordenada de sus personajes, y que aun así es parte del desenlace de unas historias que no acaban bien en ningún caso, y que para ser sinceros, parece no interesarle. A pesar de que la lectura de sus cuentos no deja puertas abiertas a segundas significaciones, Yoenia Gallardo logra dejarnos un raro aliento de optimismo, perfectible en todos los casos, y el espaldarazo final de una narradora que saludo y celebro. Rara vez se toma en cuenta que la relación ingenua del lector con el escritor, está dominada por el interés de conservar lo narrado más allá de cualquier tipo de asociación que pueda establecerse entre ambos. Aún hoy, el lector de cuentos busca en las narraciones que lee la fábula que lo acompañe cuando vaya a la cama, y luego retenerla y contarla a un amigo, esta vez omitiendo algunos detalles y poniendo en su boca palabras y frases que no son suyas, y termina por haber hecho él mismo, sin saberlo, una historia muy personal de aquella que acaba de leer, para al otro día haberla olvidado, y entonces, solo entonces, volver a leer otra historia, que esta vez escribió alguien a quien un amigo contó la anécdota que había leído en algún sitio, y este, en su manía de hacedor de historias, la escribió como suya luego, esta vez omitiendo algunos detalles y poniendo como suyas palabras y frases que no eran propias. A fe de colega, y lector, ¿qué otra cosa son si no? Los cuentos de Yoenia Gallardo.
Publicado en la revista Oriflama 20
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