Existe un territorio y un idioma de amor
donde todo es pequeño
y alegre y movedizo.
En él se acerca la calma de unos pasos
y el rápido aleteo de algunas mariposas.
Desde un sentir ingenuo lo mínimo aparece
desnudo y con final siempre dichoso.
Allí nace un reclamo de la luz
y se ahonda la gracia del futuro
en un sigilo de no habitual ternura.
Es un cierto y no extraño paraíso
en el que sólo dialogan y sonríen
los seres desdeñados de este mundo.
Julio Bepré Córdoba, Argentina
Publicado en la revista Isla Negra 322
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