domingo, 14 de octubre de 2012

OTOÑO


El otoño salpica cuando el verano no es más que un reguero de humo silbando entre las nubes.
Los paisajes, la gente, todo se agota renace se acrecienta agrieta con el color de la desidia.
Como bombas de luz nos espera la mañana de las mangas largas y los hombros secos.
Huidizos los espejos ven llorar los sueños no cumplidos como derrotas encarceladas.
Soñamos despiertos con abismos tristes con grietas en los huesos de los pies.
Las palabras se vuelven tierra mojada y navegamos entre canciones viejas.
Unas rayas en un papel son un cuadro de sal que cobija las ausencias.
El laberinto de los días lame el reguero del barco que se va.
Eres hermano de la tristeza y de la luna rota.
Vana belleza insondable y pura.
Avivada codicia eres.
Tu silencio ahoga.
El silencio.
El otoño.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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