domingo, 7 de octubre de 2012

LA POSTMODERNIDAD


“Post- renacimiento o  Post- morten”
Finales de los años 50 nace en Inglaterra y luego se desarrolla en los Estados Unidos un personaje cuyo destino es armonizar el surgimiento  de nuevas características en la cultura con un nuevo tipo de sociedad y un nuevo orden económico. La Postmodernidad llega como un grito de rebeldía proclamando la muerte súbita del período Moderno. Desde entonces el prefijo Post ha tomado un carácter global, utilizado y abusado en el lenguaje artístico y  popular de nuestro mundo “Postmoderno”.

¿Sin embargo a qué llamamos postmodernidad?
Hablamos de un fenómeno contradictorio donde se enlazan la continuidad y discontinuidad, la clausura y apertura. Y es que la Postmodernidad viene a nosotros permeada de un sentimiento odio - amor del cual no puede separarse hacia la Modernidad. Se trata en esencia de un juicio a los éxitos o fracasos del proyecto de la  Modernidad; de la ilustración dieciochesca, del marxismo, de la vanguardia estética y su ideal de racionalidad. En su lugar la Postmodernidad nos trae en un llamado de protesta: fragmentación, heterogeneidad, pluralidad y masividad.
¿Cómo podemos caracterizarla?
Mientras que para algunas personas se trata de un estado naciente, para otras es un período de caos. Pues esta etapa que no sólo comprende el arte, sino también esferas como la cultura, la sociedad y la economía, tiene rasgos polémicos que le dan un nuevo papel al artista, la obra y la estética.
El rasgo fundamental de la Postmodernidad es la Institucionalización de la Vanguardia. No sólo se instituye sino que además reconoce oficialmente las vanguardias artísticas como un momento histórico dentro del periodo del arte. A partir de su rasgo principal se establecen características peculiares que llegan rompiendo los cánones y la estética tradicional para instaurar nuevos valores y conceptos dentro de los que se encuentran: la búsqueda y la experimentación constante, se designan como arte, las artes visuales, digitales y otros fenómenos artísticos como la literatura, la música, las arte escénicas y el circo, trae la eliminación paulatina de la división entre arte y cultura, la cultura de masas y el arte periférico se introducen en las tradicionales instituciones artísticas, se rompen las fronteras entre la alta cultura y la cultura de masas, el multiculturalismo llega a nuestros ideales ya que se comienzan a tener en cuenta las culturas foráneas y el florklore, el arte sale de las instituciones oficiales, o sea, las galerías, los teatros, cines…  he invade espacios como a salas públicas, medios de trasporte, parques y calles.
Podemos decir que la Postmodernidad es una niña traviesa que  ha producido y produce cambios en el discurso cultural, en el discurso del arte y por supuesto en el discurso estético.

¿Cuáles son estos cambios?
Cuando hablamos de una obra de arte es inevitable pensar en algo bello que motiva nuestros sentidos y nos trasmite una sensación de placer. Sin embargo la Postmodernidad nos trae una propuesta completamente diferente donde los paradigmas de valor estético han cambiado y cambian rápida y constantemente los ideales de belleza. Las manifestaciones del arte postmoderno le conceden prioridad a lo fenoménico, juegan con la belleza, la fealdad, lo sublime, lo bajo, lo trágico y lo cómico. Predominan las formas no tradicionales, la mezcla, por ejemplo: pastiche, performance escénico, el Happening, Intertextualidad,  Simulacro, Parodia, Collage, el Video Arte, la Instalación. El gusto por lo espectacular y lo efímero alcanza un valor trascendente dentro del discurso artístico. Estas nuevas manifestaciones del arte hacen que las dimensiones espacio-tiempo queden eliminadas del proceso artístico. Todas las barreras  para la creación, percepción y disfrute de cualquier obra artística desaparecen.
La posmodernidad ha extendido la relación de la obra de arte al sujeto que la percibe, haciendo de la construcción y deconstrucción de la obra un proceso más interactivo entre el artista, la obra y el público.  Los objetos de la vida real y los estilos de vida devienen como obra de arte en el llamado Arte pop. Es increíble el diapasón de estilos, manifestaciones e imaginerías que se abren a un público, ahora, más protagonista que nunca.  
Sin embargo muchos son los estudiosos y las teorías que partiendo del análisis del contenido y los usos del patrimonio cultural, nos hablan de la Postmodernidad como un fenómeno contradictorio. Estos estudios nos muestran un trasfondo oscuro donde prima la ambivalencia y el desenfreno.
No es menos cierto que la Postmodernidad al propagar los mercados, hace viable un mejor conocimiento entre los países y aporta valor añadido a los discursos y obras formados en cada sociedad. Pero al mismo tiempo forma nuevas pugnas por los usos del patrimonio cultural de cada país y los derechos de autor. Tiende, además, a acentuar la dependencia de los países débiles y a ennoblecer los derechos lucrativos de las compañías transnacionales.
La Postmodernidad crea una interconexión mundial, beneficia el conocimiento recíproco entre culturas antes distanciadas y construye un puente más diversificado hacia  los patrimonios y mensajes modernos. En cambio esta interculturalidad se transforma en una oferta simbólica con tendencias a la privatización, desregulación y liberalización del mercado ya que siguen estando desigualmente repartidas.

¿Podemos hablar de una muerte del arte?
La Postmodernidad pretende distinguirse como un nuevo período proponiendo la  desconstrucción del término “Arte”. Por lo tanto sus banderas son la uniformidad y la disformidad, homogeneidad y desequilibrio, lo lineal y  espiral, lo simultáneo y lo independiente, lo incluyente y lo excluyente, la simetría y lo amorfo, la dualidad y la individualidad, el eclecticismo, la retroalimentación, la reutilización del pasado y el presente.
La estética tradicional con sus cánones de belleza, equilibro y simetría se ve invadida por nuevos fenómenos como la estatización de la vida donde la propaganda, la publicidad, el marketing y el diseño comienzan a formar parte del arte y a influir en las expresiones contemporáneas de nuestra existencia. Comienzan a surgir y reconocerse nuevos signos e imágenes que poco a poco se convierten en parte de nuestras culturas, se le otorga valor al subtexto y la decodificación de la obra como elemento conceptual.
Con la llegada de la Postmodernidad cambian los materiales para la creación de la obra, se comienzan a utilizar elementos de la naturaleza como tierra, hojas, piedras y elementos de la vida diaria como latas, botellas, papel… Se rompe la intimidad tradicional entre el artista y el momento de crear la obra, los viejos y oscuros estudios ahora se desplazan hacia las calles, los parques, el arte invade nuestros espacios cotidianos creando una mágica interrelación entre el artista, la obra y el público donde se rompen las barreras del tiempo y el espacio.
La Posmodernidad implica el cuestionamiento y reenfoque de todo aquello que parecía inamovible, lo que creíamos por tradición e historia del arte universal se ve transformado, reutilizado o desechado por una nueva y completamente diferente forma del arte. Sin embargo esto no significa que el arte haya muerto, mientras que exista el ser humano seguirá existiendo el arte, porque somos criaturas sensibles, llenas de preguntas  y con la constante necesidad de expresar lo que sentimos.

MAYDOLL MORALES PÉREZ

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