He cambiado de dirección
y horario de comidas
y van cambiando mi cantidad de tabaco,
lo que tengo en los bolsillos, mi cara, mi semblante.
¡Hasta la luna, aquí, se ha vuelto amable!
Es, ahora, más hermosa y grande.
El olor de la tierra: perfume.
El sabor de la naturaleza: como azúcar.
Es como si estuviese en la terraza de mi casa
y una estrella recién aparecida
se hubiese quedado quieta en mis ojos.
MAHMUD DARWISH (1941 - 2008) Palestina
Publicado en la revista La Urraka 30
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