martes, 23 de octubre de 2012

FRACCIÓN PRIMERA


Mi vida es como un bolígrafo roto
en las manos de un loco.

Como si la tierra no tuviera ombligo,
me brota el lerdo son de las circunstancias
de entre las madrigueras del cuerpo.
Y berreando en esperanto,
pido anuencia para ilustrar al personal
con fotocopias de mi rostro ensortijado.

Como muestrario de mi mocedad
me empeciné en demostrar que
puedo ser el mayor infame en los amaneceres color latifundio.

En las distancias cortas,
puedo prometer y prometo,
que fui el espejo de la cara b de la opulencia.

Yo que me precio de haber arrojado
puñados de diademas de platino a los mugrientos,
os imploro la cadena perpetua de vuestros ojos añil.

Escuchad el sonido de la distancia y pensad
que el trayecto es el puro atisbo del dolor
de la mordedura en el corral del viento.

Como el superviviente del beso de Judas,
llenaré el frenopático de cerebelos rebanados a besos
y del mutilado son de los adjetivos.

Bebamos del néctar selenita
y pensemos,
que si la vida se nubla con los arrumacos del destino,
es porque somos el premio de los dioses.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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