martes, 23 de octubre de 2012

EL NEOFRANQUISMO


Todas las personas que nos consideramos normales sabemos que, cuando se abre la veda para una campaña electoral, nos pueden llamar por teléfono, preguntar y sondear la intención del voto: ¿Qué partido se piensa votar? Mi respuesta no es nada durativa: “Contra el fascismo”, pues aunque sea con la nariz tapada con un pañuelo sin cuatro picadores en los picos y Reverte en medio. ¿Triste verdad? Considero que debo votar.

Comprendo que para mayores sin reparos resulta ser algo bastante desasosegado y triste ¡Qué remedio! Siempre lo he tenido claro, desde toda una vida sin ritmo de bolero de Lucho Gatica, aunque gran parte de ella se me impidió votar, no por la edad o falta de documentación, sino por las armas, la cruz y las porras. ¡Ah, si ellos pudieran!, Que buena mordaza nos pondrían en la boca. ¿Acaso no nos la están implantando por decreto con los medios de comunicación que manejan y esa Iglesia que calla como puta en cuaresma? Bueno, pues eso también es fascismo.

No soy un obseso con esta palabra que esconde la muerte, la esclavitud, la xenofobia, que está ahí, escondida, disfrazada con una máscara de democracia y de falso progreso. Pero es que se le ven las orejas.

He leído estos días un librito que nos retrotrae a tiempos pasados, se llama “Fascismo y comunismo” muy de acorde con la actualidad, que como de paso de paso me lleva a recordar otro título de un autor, provocador de malestar todavía en ciertos ámbitos adocenados en el pasado, me refiero al clarividente autor León Trotsky. Fue escrito a principio de aquellos años treinta tan estelares y convulsivos en Europa: “La lucha contra en fascismo” con el subtítulo de (El proletariado y la revolución). Algunos de estos interesantes capítulos se titulan: “Alemania la clave de la situación internacional” “El bonapartismo alemán” “Qué es el nacionalsocialismo”; cierto, la sociedad ha cambiado velozmente los medios de vida, pero no el fondo el paro, las matanzas, la miseria y el hambre están ahí, también Austria y Baviera, aunque esta última aparenta estar dormida.

Este reciente libro de “Fascismo y comunismo “lo compone un intercambio de cartas entre el francés Furet y el alemán Nolte, el motivó epistolar fue un libro del galo titulado” El pasado de una ilusión”, discuten ambos ensayistas e historiadores sobre los dos movimientos más significativos de este convulsivo siglo XX que más bien nos ha dejado lastrado.

Jean Paul Sartre, hace muchos años refiriéndose la posguerra española escribió, “Nos han castrado” donde analizaba el paralelismo de las dos ideologías. Interesante esta rivalidad entre comunismo y fascismo, dos vías que tras un largo recorrido se asemejan demasiado hasta parecer siamesas, una ha sobrevivido y renace, mientras la otra: el comunismo estalinista, está extinguida, con lo que el fascismo, que permanecía soterrado y con disfraces, en España asoma como nuevo neofranquismo que, al no tener competencia va emergiendo con toda impunidad.

La caída del muro de Berlín es la desaparición de la mascara que lo ocultaba. Basta mirar el panorama con fría seriedad para palpar al monstruo de una sola cabeza; con otras vestiduras, por supuesto, como acelera su movimiento.

Pues qué hace la izquierda, especialmente ese desmemoriado y grisáceo PSOE, buscando un centro, desde la ambivalencia en una oscuridad sin pulso ni coraje de lucha por el triunfo porque han cambiado al político por el tecnócrata y la partitocracia. De aquí, cuando me preguntan por mi inclinación en las urnas respondo rápidamente: contra el fascismo liberal y la manipulación con la que se pretende envolver a este pueblo, que parece tener el mal fario. La manipulación desde una falsa democracia recortando unos derechos ciudadanos que nos costaron sangre, sudor, luto y lágrimas, reduciendo la cultura a un puro escaparate de pasarela.

Francisco Vélez Nieto
Publicado en el diario SigloXXI

1 comentario:

  1. Adhiero en un todo, desde el Río de la Plata, a las reflexiones de Francisco Vélez Nieto.


    www.revagliatti.net

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