Un cordero, perseguido por un lobo, buscó refugio en un templo.
–Si te quedas ahí, el sacerdote te atrapará y luego te sacrificará –dijo el lobo.
–Me da igual ser sacrificado por el sacerdote o devorado por un lobo –respondió el cordero.
–Amigo –dijo el lobo–, me apena ver cómo consideras una cuestión tan importante desde un punto de vista tan egoísta: a mí no me da lo mismo.
Ambrose Bierce -Estados Unidos-
Publicado en la revista Realidades y Ficciones 4
No hay comentarios:
Publicar un comentario