domingo, 21 de octubre de 2012

EL ESPEJO ROTO


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Rodeado de sombras, ante el anuncio de mi propia sombra que me persigue, admito que menguan mis deseos para construir otra vez el paraíso perdido. Y sin embargo anoche en un sueño, una niña se plantó frente a la mesa donde escribo. No tenía carnes, solo huesos, mendrugos de huesos. Me tomó de la mano y me introdujo en una caverna. Los perros mastines se abalanzaron sobre nosotros, sentí que me desgarraban. En mi desesperación subí a la niña sobre mi espalda. Di un último aliento a mi cuerpo ya torpe y maltratado en las derrotas, y me animé a mirar la frágil luz que titilaba en el fondo de la caverna. Los perros se quedaron con algo más de mi cuerpo, pero igual caminé hacia la estrella. Sentí que la niña se reía.

VICENTE ZITO LEMA -Argentina-
Publicado en la revista Fuegos del Sur

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