miércoles, 3 de octubre de 2012

EL ASESINO ORGÁNICO


La Voz en Off surgió etérea y pesada, cual si fuera un fantasma ataviado de metal y terciopelo: «Puede pasar agente X5888». La estructura del agente se desembarazó de una red de filamentos luminosos que parecían emanar de él mientras avanzaba: eran los scanners de identidad. Luego de recorrer varios pasillos, X5888 penetró en una amplia habitación que justo en ese momento se quitaba el disfraz
virtual de estilo Pulp Fiction de los antiguos años 30, para quedar ostentando su diseño interior estándar
de una pulcritud minimalista grisácea y azul marina. En medio de la habitación yacía lo que sin lugar a dudas era un cadáver.
— ¿Qué tiempo lleva de muerto y hace cuánto lo descubrieron? —dijo de entrada sin siquiera saludar a los agentes que lo recibieron.
—Unas 18 horas —contestó una masa rojiza y metálica—. Fue descubierto por un Alterservis hace unas 11 horas. Era propiedad de la Betabot de un Alfabot Industrial; según los datos lo quería más que a su caballito de mar criado en los mares de metano de Titán. Llevaba varios días hospedado y todos sus servicios le eran suministrados por vía automática. Vino solo al hotel y desde que se registró hasta que fue descubierto no se vio a nadie visitarle. La habitación es hermética por decir lo menos. Por lo que nos encontramos ante el viejo enigma de la muerte en una habitación cerrada. ¿Quién pudo matarle de
manera tan limpia? ¿Por qué motivo? y sobre todo... ¿Cómo logró penetrar en esta habitación inexpugnable?... ¿No piensa revisarla o analizar los datos recogidos hasta ahora? —dijo el agente al ver que X5888 se dirigía directamente al cuerpo.
—No es necesario —respondió X5888—. Es una criatura orgánica. Un humano recreado artificialmente. Es un lujo muy caro sin dudas, digno de la Betabot de un Industrial. ¡Sólo el costo de su alimentación orgánica!... Nadie lo mató: murió de muerte natural. El asesino típico de los organismos de
carne y hueso. A esta Civilización Robótica a veces se le olvida que antaño existieron asesinos llamados
enfermedades.

Odilius Vlak (República Dominicana)
Publicado en la revista digital Minatura 121

No hay comentarios:

Publicar un comentario