Complejo es el amor, no el amorío,
laberinto es aquél, y éste es marea.
Angustiada, mi fe vagabundea
indagando salida en mi extravío.
Lleno de ti y, a mi pesar, vacío,
entre el desinterés que me bloquea,
y la esperanza azul que me espolea,
ensayo nuevas rutas, y porfío.
Creo en la magia del triunfal momento
que hará saltar, fragmento por fragmento,
esta maraña de intrincados muros.
No me seduce el frívolo viaje
sobre la veleidad del oleaje;
aspiro a resultados más seguros.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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