lunes, 22 de octubre de 2012

CAPERUCITA


A una niña iraquí.

Caperucita se va sin despedirse. Escapa del lobo uniformado.
Su mirada va al cielo. Intenta encontrar algún dios,
apresar para sí reyes magos. No sabe.
Los reyes escaparon del Oriente y los dioses
están lejos.
De sus ojos gotean primaveras
y ante el asombro de un retoño humedecido
crecen sus manos. Pretende encontrar a la tierra las entrañas.
Un viejo carretón transita entre dos siglos.
La madrugada oculta los luceros.
Las estrellas fugaces excretan la metralla,
secuestran la inocencia para llevarla al cielo.
Caperucita escapa.
Serpentea el camino de la muerte,
de la bomba que la llama, cuando estalla.

MIGUEL CRISPÍN SOTOMAYOR -Cuba-

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