domingo, 14 de octubre de 2012

¡ALTO AHÍ!


La cosa no sería fácil para los policías durante el año que apenas comenzando la revista TIME bautizó como El año del tiempo.
Una tarde cualquiera, dos veteranos de la uniformada de la Gran Ciudad de Nuestra Señora de Los Ángeles, que se expandía hasta colindar con San Diego, vieron el primer ejemplo de cómo las nuevas tecnologías serían utilizadas por los malandros:
Después de un corre y corre de diez cuadras, lograron acorralar al inmundo pillo, que apenas había logrado robarse sólo unas monedas de cadmio, pero que había que perseguirlo porque además de ser ratero tenía cara de ilegal.
“¡Alto ahí!” le gritó en español masticado uno de los oficiales, apuntándole con la pistola.
El tipo, la espalda aparentemente contra la pared, aparentemente se dio por vencido. Pero el muy condenado sonreía. Sacó de un bolsillo una cajita que parecía de cartón, de la cual sobresalían dos cablecitos. Tomó sus extremos en las puntas de los dedos, y sin dejar de sonreír anunció que se iba
para Tijuana.
Pegó los cables y desapareció, sin rastro, al instante.
Los veteranos policías, que ahora sí lo habían visto todo, decidieron no hacer reporte. Uno de ellos comentó que la revista TIME debió haber dicho que era el año del tiempo y del espacio.

Tony Báez Milán (Puerto Rico)
Publicado en la revista digital Minatura 121

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