Tranquilo llegó hasta nosotros
y se quedó allí.
Entonces las langostas sonaron fuerte
en sus grupos de alabanza
y la brisa se elevó
sin hacer crujir las cáscaras abandonadas
en las ventanas.
Luego llovió
y llovió y llovió
llevando el aire hacia abajo con ello,
como una sombra.
Hace algunos años, algunos ladrillos allí
se levantaron y fue dicho:
vamos a construir una ciudad, aquí mismo.
Volvimos allí cada martes
por un tiempo
y luego proseguimos:
Creo que fue hacia el oeste.
Beautiful Savior.
Kathryn Rantala
Publicado en la revista Realidades y Ficciones 7
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