sábado, 19 de mayo de 2012

SIN RETORNO

Intenté convencerle de que todo pasaría. Le pedí que imaginara un futuro en el que tendría cabida aquello que deseaba. Su futuro podía ser cojonudo.

En sus ojos se adivinaba el miedo, la rabia reprimida, la angustia. Él no podía ver el futuro. Su mente vivía cerrada a otra realidad distinta a la que le acechaba. Sí sabía inventar, contar historias que disfrazaran la cruel realidad que le estaba destrozando.

-No, no pasa nada, me he caído. Estoy bien.

No me lo había contado, pero yo sabía que pensaba en el suicido. Se imaginaba saltando al vacío, se sentiría libre. Sería un héroe. Lo idealizaba. No había nada más valiente que pudiera hacer. Además con ello se acabarían los temores, los golpes, los insultos.

Si hubiera leído más, se habría salvado. Si me hubiera escuchado, se habría salvado. Pero el temor...

Saltó, saltó al vacío y conoció un miedo mayor,nunca antes lo había sentido así. Volaba, libre, esperando la muerte.

Desde ese día no logro dormir. Se fue pensando que era valiente. Su vida fue tormento y mentira. Quitarse la vida es una cobardía, no tiremos la toalla. Se ha de valorar la vida, la vida es un regalo, un don. Él creyó ser un héroe y el monstruo sigue libre, mientras colecciona víctimas, niños como él, compañeros de colegio.

Publicado por MARÍA JOSÉ BERBIERA RUBIO -Casteldefell- en su blog dondehabiteelolvido-airama

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