Poesía errante, te prolongas en mí,
o soy yo mismo
en dimensión etérea de mi estro,
tejiendo quimeras y soñando imposibles
en las alas del tiempo.
Sabes, compañera de viaje,
mañana no seré y tú estarás por mí
en veloz cabalgata de universos.
Yo estaré contigo en cósmica figura
fustigando tiranos y sembrando futuros,
con el acero viril de mis poemas
y el mágico aroma de mis versos.
Quedarán mis huellas marcadas de caminos;
luceros celestes darán luz a mi paso,
y un renacer de madrigales hará eco
en el arpa sublime de mi espacio.
Después, mi poesía errante,
como eres eterna y combatiente
se mensajera en mi claro horizonte,
e ilumina por siempre
mi jardín de entonces,
-surco abierto de mi postrer cosecha-
en remedo de espiga y floresta.
Y escucha mi reclamo; jamás te contamines
con tantos vicios a la usanza,
pues sabes que te estaré apoyando
donde el remanso azul de mi distancia.
Por último, en salmo de amor
traducido en demanda:
cuida con esmero
mis gardenias del alba.
ANTONIO A. ACOSTA -Estados Unidos-
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Hace 2 días
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