lunes, 7 de mayo de 2012

EL DESDIBUJADO COLOR DEL CREPÚSCULO

Un banco vacío en el parque
tiene el ánimo de quien cruza
una calle atardecida,
igual que una lámpara cruza
por la nostalgia de algún puente.
Sólo la brisa viene a sentarse a este banco
parecida a un recuerdo en el espejo,
o al color del crepúsculo dibujado
por la mano de Rimbaud.
Pero esta costumbre de dejarme sorprender
por el paisaje atardecido
es una manera de salvarme cada día,
caminar por estas calles ensombrecidas
de noviembre.
La mansedumbre resbala en la hierba
donde otra vez se pierde el rocío de ojo en ojo
y el mundo pesa lo mismo que una hoja seca.

BÁRBARA FERNÁNDEZ BARRERA -Cuba-

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