Quiero atrapar tu cintura
con la punta de mis senos,
cuando galopen serenos
desafiando la cordura.
Mi boca es una locura
y mis muslos, donde subes,
pequeñísimos querubes
que absorben feliz tu ombligo:
Padre Nuestro, mi castigo
será sentirme en las nubes.
II
Cuando me precipito en tu estatura,
el impetuoso ardor junto al deseo.
Perpetúo tu sexo. Es un trofeo
sideral entre el alma y mi locura.
Código, castidad que transfigura
el miedo y lo confuso sólo al tacto,
si emigra la costumbre y en el acto
disfrutas mi ultimátum, mi martirio:
y persistes ¡atisbas mi delirio!
hasta invadir el punto más exacto.
MIRIAM PEÑA LEYVA -Cuba-
DE FACEBOOK - 6741 - ACTUALIZACIÓN
Hace 7 horas
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