… frente al burdo espejismo de Roma
no hay quien haga lo bueno, no hay quien
busque entre lo absurdo la salvación.
Ronel González Sánchez
No importa que mi piel sea laberinto
cuando en mí apenas tiembla la cordura.
Existe un vericueto en la locura
y se enerva la raza de mi instinto.
No habrá dioses que escondan el recinto
donde a mi César lo ha besado un hombre.
¿Por qué soy tan fatal con otro nombre?
¿Por qué duermen mis ganas en la orgía?
(El incesto provoca la agonía
entre Roma y Egipto.) Quien se asombre
ha de perder lugar en su desnudo,
y morirá por siempre en esa Roma
donde el sexo es fugaz y nadie asoma
parlamentos de amor. Como un escudo
el goce es tempestad, concierto agudo
(varias hembras se tuercen en la cama
y los machos se inquietan). ¿Quién derrama
esa sofocación de prole oculta?
Soy la reina, cuyo fragor insulta
a un César que su cuerpo no reclama.
Del libro Los césares perdidos de
ODALYS LEYVA ROSABAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario