2221
Me agoto en esperanzas e ilusiones
y en malaventurados sueños de oro,
que no son sino esbeltos galeones
en incesante fuga. Si aminoro
mi ambicioso caudal de aspiraciones,
yo mismo me empobrezco, me desfloro;
y no sé si soñar inútilmente,
o adormecerme en corazón y mente.
2222
Téjeme un sueño con tus propias manos,
esas manos que nadie ve, que exploran,
al fondo de la mente, interrogantes.
Transplántenlo tus dedos hortelanos
a mi campo interior, que me devoran
ansias de ti, de devenir amantes.
2223
La blusa es el abrazo subrepticio
que te deseas a ti misma, acceso
que tantos miran, mas ninguno ve.
La llevas como un íntimo ejercicio,
dinámico, ajustado, como el beso
que te dan, sin saber quién o por qué.
2224
Percibo en tus palabras la fragancia
de lejanos rosales,
adentrándose en mí por cada poro,
y la clásica, pura, resonancia
de violines en tardes otoñales,
o de flautas al pie del sicomoro.
Sigue hablándome así, que escucharía
en éxtasis de piel tu melodía.
2225
Séquense ya los ríos,
encapótese el cielo, duerma el viento,
marchítense las flores,
tórnense estériles los sembradíos,
inmovilice el mar su movimiento,
y apáguense murmullos y colores.
Voy a extinguir mis luces interiores,
la sed de amar, la voz del pensamiento.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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Hace 1 día
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