lunes, 23 de abril de 2012

SOLA Y DESPIERTA

Esta noche de lluvia, tan desierta
que conjura silencio aún más sombrío,
te penetra el espíritu del frío
abrazándose a ti, sola y despierta.

El vendaval también llama a tu puerta
con puños de obsesión y desafío;
quiere lamer tu piel; es como un río
fluyendo entre los olmos de la huerta,

que sabe introducirse, clandestino,
por mínimas rendijas, su destino
compartir con el frío tus despojos.

No tienes nada, a nadie, se apodera
de tu cuerpo sensual quien no debiera,
y a quien quisiera, corres los cerrojos.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-

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