Se abrió como una corola
en la nitidez de la mañana.
Sus ojos irradiaban
otoños tibios
sobre la líquida faz de los cristales.
Una quimera.
Tirabuzones espoleados
por el destino
se aferraban
a la sinrazón del pasado,
mientras los sentidos,
dibujaban soles y estrellas
en el futuro.
EDITH VALDIVIA -Argentina-
miércoles, 18 de abril de 2012
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