miércoles, 4 de abril de 2012

PRUEBA CONTUNDENTE

En medio del claro del bosque, el hombre, mirando al juez, los abogados y miembros del jurado que lo rodean, señala a la mujer junto a él, que solloza mientras sostiene en sus manos una cuna.
— En lo más profundo de mi alma deseaba estar equivocado —dice el hombre y alza los puños al cielo donde la luna llena brilla furibunda—. Por eso hice de tripas corazón, y esperé hasta la primera transformación. Pero ahora ya no hay error posible, y sobre esa base pido la anulación de nuestro matrimonio.
Y mientras aparta a la mujer, levanta la manta que cubre la cuna y enseña al auditorio, un hermoso lobezno que agita sus pequeñas patas, mientras de su boca entreabierta escapan, en vez de los suaves aullidos propios de cualquier cría pura, los inconfundibles ladridos de la traición.

Yunieski Betancourt Dipotet(Cuba)
Publicado en la revista digital Minatura 117

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