jueves, 19 de abril de 2012

NO CONFIAR NI EN LOS SCOUTS

Deambuló dos días en la montaña. Cansado, con hambre y frío, lo encontró una patrulla de boy-scouts, en cuyo estandarte se leía “los lobos”.
―¡Benditos sean! ¡Gracias al cielo me encontraron! Ya estaba perdiendo toda esperanza.
Uno de ellos respondió, mientras le crecían rápidamente los colmillos
―En realidad ya la perdió, señor. No somos scouts, somos hombres-lobos, o niños-lobos, si le parece mejor, y usted es nuestra comida. Tenga la amabilidad de desvestirse así empezamos nuestra carnicería.

Daniel Frini (Argentina)
Publicado en la revista digital Minatura 117

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