lunes, 16 de abril de 2012

LA VIDA MISMA

Cosidos a puyazos
cogemos al toro por los cuernos
y así,
no se nos escurre el fulgor de los ojos.

El toro de belfos zurcidos
con las banderillas de la ignorancia,
nos asombra en el destierro
de su cajón.

En el patio,
en mitad de la nada,
asombra a los transeúntes
como un cocodrilo en un armario.

Para la eternidad,
el refulgente flash
esculpe la bravura de salón
de los lidiadores de pacotilla.

Como toreros retirados
del ruedo de la existencia,
nos colocamos al otro lado de la barrera
y dibujamos sonrisas.

Luego comentamos,
bravos y aliviados,
que las puyas, mejor,
las lidiamos de portones para adentro.

Recapitulando,
cada cual en su cortijo,
brega con las reses bravas de cada día,
y a toro pasado se consuela de su mediocridad.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ-Mérida-

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