Llegaste a mí como se acercan los ríos al mar, sinuosamente,
arrastrándote hacia mi cuerpo de adolescente imberbe.
Aquella noche te entregaste asustada, casi inexperta,
estremeciéndote entre lágrimas y temblando, llorabas, doliéndote.
Te esculpí aquella vez como de barro, moldeándote de relámpagos,
de orgasmos encadenados,
Pinté tu sedosa piel con gamas y fulgores de arco iris
coloreando tus mejillas de pálido rosa.
Pude hacerte toda de nuevo. Una y otra vez hasta cansarme.
Recrearte como una Venus de coral y fósiles inmersa en el abismo de la pasión.
Y se sucedieron las largas noches serenas y limpias,
esculpiéndonos mutuamente...
JOSEP ESTEVE RICO SOGORB -Elche-
Artículo en la revista digital Teoría Ómicron
Hace 16 horas
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