LA EFÍMERA VIDA DE LA CERILLA
Mientras siga encendida la cerilla
que ilumina tu cara
y pone en fuga las sombras
que se atrincheran en
los rincones de tu semblante,
recitaré la oraciónç
que me enseñaron tus labios
bajo las sábanas,
esa plegaria para que
nunca se canse el amor
en su porfía,
el sexo en sus catarsis,
el ansia que potencia
el deseo,
la lujuria en su explosión
de humores y fluidos.
Cuando la oscuridad
nos venza en nuestra
debilidad exasperante
volverán los miedos
y las dudas
y con ella el morbo
y la alevosía,
la nocturnidad
y la confusión.
Entonces se apagará la razón
y regresará el instinto
de su mazmorra.
Del libro Tristeza en el Gran espejo dorado de JUAN EMILIO RÍOS VERA
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Hace 23 horas
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