SEGOVIAPiedra sobre piedra nada más.
Sin mezcla, sin cemento, sin nada,
sólo piedra dura nada más.
Piedra de una castellana ciudad
que desde tus hombros trata de ver el mar,
ese mar cuyas aguas nunca te bajarán,
ese mar lejano que nunca alcanzarás.
Estás al viajero abierta siempre,
Segovia, ciudad de joyas valiosas que te embellecen,
que te realzan, que te graban
en el recuerdo de quienes por ti pasan.
En invierno las sierras cercanas envían su gélido aliento
y las piedras y la ciudad sonríen al sentir la nevada.
La catedral clava las agujas de sus torres góticas en el cielo
mientras musita muy bajo, sin lujo, una oración dicha sin palabras.
Ya me alejo hacia el mar de olas tranquilas
en cuyas aguas bañándote gozarías
pero el mar está lejos, muy lejos,
perdido entre larguísimos senderos.
Tu monumento de piedra que ayer te traía agua,
tu mirador, Segovia, tu imperecedero acueducto,
desaparece, se convierte en un minúsculo punto,
apenas visible, de la meseta castellana.
Segovia, en mi recuerdo quedas.
Conmigo verás el mar, aunque no te muevas
y cuando entre en ella el frescor del agua sentirás.
Adiós, Segovia, nunca lo olvidarás.
JOSÉ LUIS RUBIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario