EL POETA JOSÉ LUIS RUBIO INAUGURÓ LA EXPOSICIÓN CONIL, EN MIS RECUERDOS, DE Mª VIRTUDES SÁNCHEZ MORENO La pasada noche el poeta José Luis Rubio inauguró la exposición con las siguientes palabras: Buenas noches. Esta exposición que hoy inauguramos es un mirar hacia atrás, con amor, de Virtudes que ha pintado en blancos lienzos los recuerdos de su niñez. Ha pintado con ojos de hoy el Conil de los años 60. Un Conil muy diferente, muy diferente, a este que vivimos ahora. Un Conil marinero y silencioso. Un Conil en el que los vecinos, las noches de calor, se sentaban en las puertas de las casas o en los patios a conversar de los sucesos diarios. Un Conil familiar donde los niños, mientras los mayores charlaban, jugaban a la pelota o a la comba en la calle o en el patio, sin miedo a los coches. La calle era de los vecinos y no de los coches y los bares y se paseaba sin sobresaltos.
Ese Conil es el que Virtudes nos recuerda en sus óleos. Un Conil hermoso donde los edificios, blancos de cal y sol, y las personas se mezclan formando un conjunto que atrae las miradas. Un Conil que Virtudes grabó en sus ojos en su niñez y que ahora nos ofrece a todos sus vecinos y también a todos aquellos que visitan el pueblo en estos calurosos días de verano.
La Torre de Guzmán, la playa, el viejo puente de madera sobre el río Salado que comenzaba frente al Pasaje, la vieja iglesia de Santa Catalina, aquella que se iba a caer y aún sigue en pie, las calles, las azoteas, las gentes, todo eso pueden ver en esta exposición que hoy inaugura Virtudes Sánchez.
Espero que gocen y recuerden con ella. Y sobre todo haganlo con una sonrisa.
Para terminar recitaré un par de poemas dedicados a dos cuadros de esta exposición.
EN LA AZOTEAMientras tiende la ropa,
en su vieja azotea,
contempla la Torre de Guzmán
que vigila inmóvil el mar.
Frente a la Torre
el campanario del Jesús
donde anidan cigüeñas
y duerme el Nazareno.
Mientras tiende la ropa,
en su vieja azotea,
ve las blancas casas
de su pueblo marinero.
A lo lejos se oye
el murmullo de las olas
que acaricia suave
las doradas arenas.
BAJO LA NIEBLAHuyendo del mar,
de sus olas traviesas,
que sólo quieren jugar,
la niebla se ha extendido
por el pueblo dormido,
ocultando las blancas paredes
de las casas conileñas,
de las miradas del caminante,
que sin darse cuenta,
sin saber cómo,
también ha sido atrapado.
Tras la niebla, que escapó
del cielo azul,
está la luz blanca
de las casas conileñas
que se pierden con las caricias
del cielo y el mar.
Muchas gracias y lo dicho. Gocen, recuerden y sonrían.
No hay comentarios:
Publicar un comentario