Te miré, y sentí todo el peso de todos los otoños de mi vida.
Y entendí que solo de ti depende, dejar de transitar mis senderos de ilusiones
porque verte y amarte ya mi alma siente un palpitar distinto de bellos amores.
Quiero dejar de ser el peregrino de los ásperos caminos, sin tu amor.
Y así, en el bello y rojo atardecer, te leeré mis versos para beber tus lágrimas
y ser tu esclavo y tu dueño, al conjuro de sus cristales, para que tú me quieras.
Eres como el amor, pintado en el cielo de una tardecita de sol.
Amarte y sentirte así, es como morir y nacer en tu jardín, entre capullo y flor
entre latidos y verbo, entre susurros y fuego, en tu cuerpo y pubis, y el amor.
Caminas, y miro embelesado, la cadencia musical de tu cintura.
Despiertas con tu fuego, la modorra que el tiempo de la vida, en mí, durmió
y descubro lo dulce y tibio de los cuerpos compartidos, que la pasión iluminó.
Siento los senderos que sembraste en mi piel, con tus caricias.
¡Tanta pasión! guardada en mi pecho, sin conocerte en los caminos, sin vivir
extraviado en las pupilas de tus ojos, miro sin ver, sólo siento el gozo, sin fin.
Eres como la lluvia al paisaje, que embelleces las flores.
Te siento, bella mujer, que dejas tus pétalos dispersos, desnuda, en mi poesía
mientras yo, embelesado con tu cuerpo, siento la lujuria en tamaña algarabía.
Quiero volver a aprender a estremecerme, loco, en tus brazos.
La tibieza de lo profundo, tu boca murmurando gemidos, tu pecho en el mío
en la dulce e insondable marea que atrapa, embelesa y extasía a los sentidos.
Déjame habitar el oasis de tu cuerpo, y plantar mis esencias.
Quiero penetrar los senderos conocidos, y sembrar la dicha y esperanzas
y vivir contigo mis quimeras, esperando juntos, amaneceres y alboradas.
Porqué cuando te miré, yo descubrí que te amo.
Manuel F: Romero -Argentina-
No hay comentarios:
Publicar un comentario