Me encanta divagar desde ese desván en las nubes al que sólo yo
tengo acceso, desempolvar
uno a uno, esos recuerdos únicos y de vez en cuando, asombrarme
con ese cuadro guardado
de mi misma que envejece . Cada cual, debería visitar ese desván
de los años que van pasando, sin reminiscencias desalentadoras,
sacando conclusiones inteligentes aún de episodios ingratos,
evaluando
con sinceridad y madurez, supongo que esa será la misión de los
años vividos.
Y son tantas las ilusiones descartadas que allí encuentro, que con
un poco de imaginación rescato las reciclables, recreo los deseos
de comenzar de nuevo y me ilusiona la curiosidad por un nuevo
día.
Como el reflejo maravilloso del mar, espuma y movimiento tiene
el poder de motivar a nuestra imaginación, ese paseo por el
desván de nuestros abandonados pasos por la vida, será
vivificante
La vida así de hecho, no tendrá fin, aunque se acabe
ELSA SOLIS MOLINA
Publicado en Nevando en la Guinea 39
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