domingo, 3 de abril de 2016

REENCUENTRO


Me fui al sur, al norte,
oriente y occidente,
a la corona del monte más altivo,
para divisar tu esencia
en vano busqué la conexión
que faltaba para completar
la forma de la luna
miles de bloques se juntaron,
para hacer un todo completo,
pero sigue siendo menos
porque falta algo más
es como si el hombre
añorara canteras y ancestros.

En cada pétalo de rosa
he buscado ese aroma de raíz,
cortando penas somnolientas y
lavando lágrimas en riachuelos,
las cortezas de árboles
reflejan un dilema
de verdades y mentiras,
esas hojas verdes escritas
con insecticida
hablan de una temprana
despedida veloz

Y las bocas con voces sin palabras
y las pesadillas sin sueños
y la vida en ataúdes
solo refleja
acrósticos de misterio.

Debajo de una piedra
de inhóspita historia
hallé un suspiro de un forastero loco
que ama el lugar
donde la noche y las estrellas lo visten.

En el mar, un baúl de costumbres
salían con el anzuelo del niño
busqué en socavones, en guaridas
en ojos y líneas digitales
caminé sin descanso, contando mis pasos
recogiendo mis huellas,
saboreando sinsabores,
interrogando a castizos ruiseñores.

Con un hálito de vida
cargando desasosiegos
decidí el retorno por el mismo código
de brizna y tiniebla bipolar,
cuando llegué encontré el retazo
con el que el corazón caminaba
y estas manos aprisionaron lo que
sin tregua había buscado pacientemente
y al hallarme en sus ojos sonrientes
sólo atiné por fin, a expresar:
¡Madre!.

Liliana Quinto Laguna.(Perú)

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