Seda fría y gasas de invierno agobian árboles
floreciendo escarcha.
La noche es un latigazo
sobre la piel de quien duerme a la intemperie.
No tenéis derecho a exasperar, ¡tiempo!,
ved los huesos de los débiles
brillar a la luz de la luna.
¡Uyy!, al fin entra el día desolado, a la habitación
de las Nodrizas.
Manjares descompuestos, consuelos desdeñados
por bocas moribundas que no alcanzaron a engullirlos,
recoge el día, en manos titilantes,
y asoma a la ventana su luz triste de noviembre
Del Libro TROCITOS DE ELLA EN MÍ de
OMÍLCAR CRUZ RESTREPO
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