domingo, 13 de abril de 2014

BICICLETA OXIDADA EN PARED VACÍA


Para mi el vacío era solo un concepto.
Comprendí el vacío, amigo, lo comprendí
cuando escaparon al unísono
todas las nubes del cielo
cual bandada de gaviotas asustadas
El cielo quedó ciego de puro azul.

Comprendí el vacío, amigo,
cuando torrenteras y ríos, todos a la vez,
se secaron bajo un sol inclemente
y aparecieron senderos pedregosos,
polvo, alacranes y serpientes.
La Tierra era un erial amarillo.

Comprendí el vacío, amigo,
cuando se derritieron los hielos,
transformándose el océano
en tumultuoso cementerio
de caballitos de mar y gaviotas muertos.
La tierra toda cubierta de agua gris.

Comprendí el vacío, amigo,
cuando se evaporaron los mares,
y algas y delfines formaron
un primordial amasijo maloliente
y en los fondos los barcos mutaron
en hierros torcidos, pura podredumbre.
La Tierra era solo un fangal ocre.

Comprendí el vacío, vacío, amigo,
el vacío de todos los vacíos,
cuando también escapé yo misma,
rara metamorfosis, a una bicicleta oxidada
abandonada en una pared despintada
de una ciudad barrida por el viento.

Solo quedas tú para mirarla.
Y ni siquiera tu quedarás ahora.

Nos avisaron, amigo, del mundo vacío
que llegaría a nuestras vidas.
Pero no nos lo creíamos.

Alicia Redel Muñoz-Madrid-
Publicado en la revista Palabras Diversas 46

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