sábado, 21 de enero de 2012

POEMA

CLAMOR MARINO

La mar: ¡La mar está llorando!,
le han hurtado el azogue a sus espejos,
le han dejado sin brillo en su epidermis
y su cutis se arruga como pasa
detrás de la cortina de un otero.

La mar: ¡La mar se siente sola!,
ya no besan la plata de sus rizos,
ya no le dan la mano los chavales
y se ha de conformar con que en la arena
pueda planchar los pliegues de su falda.

La mar: ¡La mar no tiene sueño!,
jamás duerme tranquila en sus colchones,
jamás puede dejar noche tras noche
de arrullar con sus nanas a los astros,
que le miran con cara descubierta.

La mar: ¡La mar despierta sigue!,
no quiere que le empujen en su vientre,
no quiere que reduzcan su cintura;
y a pesar de oponer su resistencia,
las garras del humano la comprimen.

La mar: ¡La mar clama a los cielos!,
y sus voces se quedan tabicadas,
y sus clamores pierden el repique
sin que llegue su voz hasta el Olimpo
donde quisiera entrar a su remanso.

La mar: ¡La mar está rizada!,
se hacen bucles de plata sus cabellos,
se hacen surcos de nieve en sus espaldas;
y las carnes del resto de su cuerpo
se le ponen los poros erizados.

Del libro Desde el balcón de Europa de MANUEL VICENTE MEJÍA SÁNCHEZ-CAMBRONERO-Ciudad Real-

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