DE PIEDRA
El viento no llega con su fuerza
de mil hombres ni a acariciar
siquiera las milenarias columnas
que sostienen tus cimientos hercúleos,
pasto, eso sí, del tiempo que no ceja
y del silencio que no duerme jamás.
Son tus piernas, titanes inmaculados
de mármol de Carrera y tus pechos
desbordantes de leche en piedra y polvo,
dos colosos que desafían la furia de la lluvia
y el beso chispeante del rayo y del trueno.
Han perdido tus ojos el color de la hierba fresca
y el brillo del cometa pero siguen aún conteniendo
la musa de la magia en cada mirada de granito
y en cada mueca suplicante y pícara
con el rabillo del ojo a la tormenta.
hay enormes cortes tumefactos en el clítoris
inédito y salvaje de tu alma de pantera
pero el halo que rodea tu porte es aún centella
que rompe ojos en la noche con el brillo del oro abisales.
Por último, tus manos enlazadas
serpientes que han anudado sus anillos y
han mezclado sus cabezas en confusión de ideas
inyectándose a dentelladas veneno ajeno
con el sonsonete dulce y armónico de unos cascabeles
al son de la muerte que se acerca ebria en un taxi
amarillo hacia el cerebro.
JUAN EMILIO RÍOS VERA-Algeciras-
sábado, 21 de enero de 2012
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