SENECTUD
¡El pulso y el latir, siendo vencidos
del viejo corazón que me acompaña:
quedándo sólo en mí, esa migraña
que contenemos los envejecidos...!
¡Los miembros tengo todos doloridos
y hasta el día que vivo ya me daña...,
careciendo de fuerza y artimaña
de aquellos, mis afanosos sentidos...!
¡Tan sólo, yo deseo ya la calma...,
pues, mi querido amor ya lo he perdido;
y no me queda más que la tristeza!
¡Y llora de dolor mi pobre alma
con todo mi vigor ya consumido,
perdido ya mi sexo y mi cabeza...!
MANUEL HILARIO IBÁÑEZ-Sanlúcar de Barrameda-
LA NOCHE DE VERSOS EN FABRICANDO POEMAS
Hace 1 día
No hay comentarios:
Publicar un comentario