sábado, 21 de enero de 2012

POEMA

SENECTUD

¡El pulso y el latir, siendo vencidos
del viejo corazón que me acompaña:
quedándo sólo en mí, esa migraña
que contenemos los envejecidos...!

¡Los miembros tengo todos doloridos
y hasta el día que vivo ya me daña...,
careciendo de fuerza y artimaña
de aquellos, mis afanosos sentidos...!

¡Tan sólo, yo deseo ya la calma...,
pues, mi querido amor ya lo he perdido;
y no me queda más que la tristeza!

¡Y llora de dolor mi pobre alma
con todo mi vigor ya consumido,
perdido ya mi sexo y mi cabeza...!

MANUEL HILARIO IBÁÑEZ-Sanlúcar de Barrameda-

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