domingo, 14 de agosto de 2011
POEMA
ATARDECER EN LA MONTAÑA
Apoyado en un árbol centenario
que vigila las montañas
veo como el sol acariciando
el afilado pico de la agreste montaña
se va lentamente escondiendo.
La montaña se agarra a un amarillento
resplandor que le permite penetrar
en mis ojos para enseñarme su fortaleza
que ha sobrevivido al tiempo
y a los elementos: agua y viento.
Pero sabe que el agua y el viento
nunca se cansarán de molestarle
y de robarle cada día, cada año,
una pequeña partícula de su esbelto
pico hasta dejarlo plano.
Ocurrirá un día pero ahora,
está ahí, frente a mí,
enredándose con la última luz
de un nuevo e irrepetible
atardecer que me sorprende.
JOSÉ LUIS RUBIO
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