Hoy no se despertó el sol.
Quedó postrado sobre las nubes.
Hoy, las nubes, se hicieron
dueñas del paisaje de mi valle.
Pasearon con su bata de cola
henchidas de lunares verdes
y plateados.
Sobre el mar de olivos
estrecharon lazos de melancolía.
El sol no aparecía.
Llueve sobre los cauces
del alma de mi tierra, lentamente.
Mis ojos se pierden en la lejanía,
te buscan intensivamente.
Ven. Mis brazos extendidos,
en la distancia, esperan
el regreso de un cielo cósmico,
como mi mente.
Espero descubrir de nuevo
tu disoluta fuente.
Mi sedienta alma… necesita
del agua de tu germen.
Juana Campos Cortés
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