El agua invisible cae
desde unas altas cascadas
que nadie alcanza a ver.
Oigo su murmullo constante
y el melodioso cantar
de unas exóticas aves.
Busco la sombra de un árbol
para leer unos versos de amor
al compás del agua que oigo caer.
He sentido a mi lado
un aliento cálido
y el roce de una pata
sobre mi piel desnuda.
He abierto los ojos
y frente a mí he visto
mirándome curiosos y expectantes
a una decena de animales.
Rodeándonos esplendorosos árboles
cuajados de frutas maduras
y de nidos de pájaros cantores.
En el cielo limpiamente azul
un rótulo brillante y luminoso:
Jardín del Edén 2019.
Desaparecen animales y árboles
quedando tan solo a mi alrededor
óleos, fotos y el murmullo del agua.
JOSÉ LUIS RUBIO
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