Hoy el mago ha sacado del sombrero
en vez de conejos y palomas
un puñado de palabras
que en el aire se han juntado
creando un cuadro incoloro.
Con unos toques de su varita
el mago, poco a poco,
llena el cuadro de color,
de expresividad,
de gran belleza.
Con un nuevo toque
las figuras empiezan
a recitar las palabras
que tras salir del sombrero
cuadro y versos se hicieron.
Queda el último toque.
El mago duda pero al final
toca a los espectadores
que sienten en sus cabezas
el perfume de un poema.
JOSÉ LUIS RUBIO
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