Tu voz, ola entre espumas, llora y reza.
En hilos de agua llega la poesía
-mana su fuente de una luz tardía-.
Pinta labios, la flor de la certeza.
Si mi lengua, una rama en tu garganta;
que, preso es, este amor que no se aguanta
donde un mudo silencio ya te evoca.
Que, aunque vieja en los mundos de la roca,
echó raíz y tallos, esta planta,
y al verte, ¡nacen flores de mi boca!
Antonio Ramos -ESPAÑA-
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